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Foto del escritorDiego Martínez

La moneda de la era Digital


¿Recuerdas cómo Internet y él e-mail revolucionaron la comunicación? Antes, para enviar un mensaje a una persona del otro lado de la Tierra, era necesario hacerlo por los correos. Nada más anticuado.

Antes necesitábamos de un intermediario físicamente para entregar un mensaje. Volver a esa realidad es algo inimaginable. Lo que el e-mail hizo con la información, el Bitcoin lo hará el dinero. Con Bitcoin puedes transferir fondos desde A hacia B en cualquier parte del mundo sin necesidad de incluir a un tercero en esa simple tarea.

Bitcoin es una forma de dinero, así como el real, el peso, dólar o euro, con la característica de ser digital y no ser emitido por ningún gobierno. Su valor es determinado libremente por los individuos en el mercado. Para las transacciones online es la forma ideal para pagar, pues es rápido, barato y seguro. Por lo tanto, es una tecnología verdaderamente innovadora.


¿Qué es el Bitcoin?

A primera vista, no es una tarea fácil entender que es el Bitcoin. Es una forma de tecnología innovadora, que abarca innumerables conceptos de distintos campos del conocimiento humano y rompe tantos paradigmas, que explicar el fenómeno es una misión difícil. En pocas palabras: Bitcoin es una forma de dinero, así como el real, el dólar o el euro, con la diferencia de ser digital y no ser emitido por ningún gobierno. Con Bitcoin puedes transferir fondos desde A hacia B en cualquier parte del mundo sin necesidad de introducir un tercero para realizar esa simple tarea. Esto se hizo posible después de muchos años de investigación de la ciencia computacional.

Entre sus peculiaridades, se destacan la falta de garantía por un tercero definido, la intangibilidad, la oferta inelástica y la ausencia de un emisor central. Todas estas características propician la efectiva realización de los más elevados ideales de libertad monetaria, imprescindibles para cualquier sociedad que busque la prosperidad y la paz. En la práctica, el Bitcoin es una moneda digital de código abierto, cuyo funcionamiento no depende de una autoridad central. Hasta su invención en 2008, por el programador conocido sólo por el nombre Satoshi Nakamoto, las transacciones en línea siempre requerían de un tercero que sirviera como intermediario de confianza.

Por ejemplo, si María quería enviarle 100 dólares a Juan a través de Internet, tenía que depender de un servicio de terceros como, por ejemplo, PayPal o MasterCard. Intermediarios como PayPal mantienen un registro de los saldos en la cuenta de sus clientes. Sin estos intermediarios, el dinero digital podría gastarse dos veces. Imagina que no hay intermediarios con registros históricos, y que el dinero digital es simplemente un archivo de computadora, al igual que los documentos digitales. María podría enviarle a Juan 100 reales simplemente adjuntando el archivo de dinero en un mensaje. Pero al igual que ocurre con un e-mail, enviar un archivo como dato adjunto no lo elimina de la computadora que lo envió. María podría retener la copia del archivo, después de haberlo enviado como un adjunto en el mensaje y de esta manera, podría enviar los mismos 100 reales a Marcos.

En la ciencia computacional, esto se conoce como el problema del "gasto doble", y hasta el surgimiento del Bitcoin la única forma de resolverlo era por medio de un tercero de confianza que registrase el historial de las transacciones. La invención del Bitcoin es revolucionaria, pues por primera vez, el problema del gasto doble puede resolverse sin la necesidad de un tercero; Bitcoin lo hace distribuyendo el imprescindible historial a todos los usuarios del sistema.

La red global peer-to-peer (de punto a punto), compuesta por miles de usuarios, se convierte en el intermediario. De este modo, María y Juan pueden negociar sin PayPal. Es importante destacar que las transacciones en la red Bitcoin no se convierten a dólares, euros o reales, como es usual en PayPal o MasterCard; se realizan en Bitcoins. El valor de un Bitcoin se determina en un mercado abierto, al igual que se establecen los tipos de cambio entre diferentes monedas mundiales.



¿Cómo funciona?

Las transacciones se comprueban, y el gasto doble es prevenido, por medio del uso inteligente de la criptografía de clave pública, que garantiza que todos los equipos de la red tengan un registro constantemente actualizado y comprobado de todas las transacciones realizadas dentro de la red Bitcoin, impidiendo de esta forma el gasto doble y cualquier otro tipo de fraude. Se le ha dado mucha atención mediática al supuesto anonimato que la moneda digital le permite a sus usuarios. Todas las transacciones que ocurren en la economía Bitcoin se registran en una especie de libro mayor contable, el cual es público y es compartido a todos los que usan el sistema, llamado blockchain oen español, corriente de bloques.

Se trata de un registro, similar a una gran base de datos públicos, que contiene el historial de todas las transacciones realizadas. Todas las transacciones que ocurren entre dos claves públicas, en un día y hora determinados, con cierto monto, a demás de otras informaciones, se registran en el blockchain. Cualquier transacción efectuada en la historia de la economía Bitcoin puede ser vista en el blockchain. Aunque el Bitcoin es similar al dinero vivo, en el que las partes pueden realizar una transacción sin revelar sus identidades a un tercero o entre sí, tiene una diferencia: todas las transacciones de y para una dirección Bitcoin pueden ser rastreadas.

En ese sentido, el uso de Bitcoin no garantiza el anonimato, pero permite el uso de seudónimos. Es también posible ver identidades simplemente mirando el blockchain. Sin embargo, los usuarios de Bitcoin disfrutan de un nivel de privacidad mucho mayor que los usuarios de servicios tradicionales de transferencia digital, que necesitan proporcionar información personal detallada a terceros intermediarios del intercambio financiero. Aunque a menudo la denominan de moneda "anónima", en la práctica es bastante difícil permanecer anónimo en la red Bitcoin.


Beneficios del Bitcoin.

La primera pregunta que muchas personas se hacen cuando aprenden acerca de Bitcoin es: ¿por qué utilizaría Bitcoins cuando puedo usar dinero? Para responder primero debemos considerar que no es necesariamente un sustituto del dinero tradicional, sino una alternativa a un sistema de pagos. Como no hay un tercero que sirva de intermediario, las transacciones de Bitcoin son sustancialmente más baratas y rápidas que aquellas que son realizadas dentro de las redes de pagos tradicionales. Esto lo vuelve atractivo para pequeñas empresas que cuentan con márgenes estrictos y que buscan formas de reducir costos transaccionales en los negocios.

Al facilitar transacciones directas sin un tercero, es posible ahorrar los costos que implican las transacciones con tarjetas de crédito. Se reducirán cada vez más los costos de transacciones de las empresas que lo aceptan a medida de que más y más personas lo adopten. Por otro lado, aceptar pagos con tarjetas de crédito también deja a las empresas vulnerables ante el fraude de la anulación de pagos. Muchos comerciantes han sido perjudicados por la no concretización de pagos por causa de fraudes o reversiones de pagos iniciados por clientes, basados en el pretexto de que el producto no fue entregado, por ejemplo.

Como es un sistema de pagos no reversible, Bitcoin elimina la posibilidad del "fraude amigable" producto de las anulaciones, a veces mal intencionadas de los consumidores. Para los pequeños negocios, esto es fundamental. Como un sistema de transferencia de fondos asequible, el Bitcoin es una gran promesa para el futuro de los envíos de dinero a bajo costo: las tasas en la red Bitcoin tienden a ser menos del 1% de la transacción. Hacer el uso de Bitcoin también tiene el potencial de mejorar la calidad de vida de los más pobres.

Debido a los problemas de implementación de servicios bancarios tradicionales en áreas de bajos recursos, cada vez más personas de países en vías de desarrollo han recurrido a dichos servicios a través de la red de telefonía móvil para hacer frente a sus necesidades financieras. Como un sistema abierto de pagos, Bitcoin puede proporcionar acceso a servicios financieros en una escala global a un costo muy bajo. Además puede aliviar las necesidades de personas que viven en naciones con controles de capital muy estrictos.



Desafíos del Bitcoin.

A pesar de los beneficios del Bitcoin hay algunas desventajas que los usuarios potenciales deben tener en cuenta, como las recurrentes preocupaciones sobre si los hackers pueden de alguna manera comprometerlo. Ningún sistema creado por el hombre es perfecto, y mucho menos, inmune a violaciones. Por lo tanto, es imprescindible que los usuarios de Bitcoin aprendan sobre cómo prepararse contra riesgos de seguridad, al igual que lo hacen con otras actividades financieras.

También hay razones para que los políticos se preocupen con algunas de las aplicaciones no intencionadas de Bitcoin. Un estudio estimó que el total de transacciones mensuales en Silk Road, un sitio web de mercado negro en la deep web, alcanza aproximadamente 1,2 millones de dólares. Durante junio de 2013, el mercado de Bitcoin acumuló 770 millones de dólares en transacciones; por lo tanto, las ventas en Silk Road, constituyeron una parte insignificante del total de la economía Bitcoin. Sin embargo, la asociación entre Silk Road y Bitcoin manchó su reputación. Otra preocupación es que el Bitcoin sea usado para el lavado de dinero, para financiar terrorismo o para eltráfico de productos ilegales. Para superar este desafío, la combinación de un sistema de registro público con la cooperación de las casas de cambio en la recolección de información de los usuarios hará del Bitcoin una vía menos atractiva para lavar de dinero.

Las leyes y regulaciones actuales no prevén una tecnología como el Bitcoin, lo que produce unas cuantas lagunas legales. Esto se debe a que, al no ajustarse a las regulaciones existentes de moneda u otros instrumentos financieros, resulta difícil saber que marco legal se le debe aplicar y de que forma. En todo caso, las cuestiones legales, con seguridad, afectarán la forma en que Bitcoin se desarrolle alrededor del mundo. Por ser un mercado de rápido crecimiento, es de esperar a la brevedad, novedades en el ámbito legal.


Electricidad e Internet no son el problema.

¿Y en relación con la dependencia de la electricidad y la Internet?, ¿no sería esa una enorme desventaja para el proyecto Bitcoin? Bien, ésta no es una característica exclusivamente restringida a Bitcoin, de cierta forma, ya vivimos en esa dependencia. Es impensable que nuestra economía globalizada e interconectada esté insegura en relación con la falta de energía eléctrica e internet.

Otros escépticos argumentan que la red podría ser hackeada, corrompiendo el algoritmo, alterando saldos, robando o falsificando Bitcoins. Esta preocupación, aunque es comprensible, deriva del desconocimiento acerca de los atributos de la red Bitcoin. Antes de cualquier cosa, hay que enfatizar dos características inherentes de la red: la total apertura y la transparencia del sistema. Aunque el Bitcoin se creó con ciertos parámetros y reglas de funcionamiento, el código fuente cuenta con una licencia open source por lo que está abierto a cualquiera que quiera comprobarlo, monitorearlo y perfeccionarlo. Cualquier persona puede observar en tiempo real las transacciones, la cantidad total de Bitcoins extraídos, etc.


La historia y el contexto del Bitco

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Es a partir del análisis del contexto en el que Bitcoin nació que podemos entender su razón de ser. Aunque pueda considerarse una mera coincidencia el hecho de que surgiera en medio de la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión de 1930, no podemos dejar de notar características importantes como:

• el avance del estado interventor;

• las medidas sin precedentes y arbitrarias de las autoridades monetarias en la primera década del nuevo milenio;

• la constante pérdida de privacidad que los ciudadanos comunes enfrentan día a día en gran parte de los países.

Esos factores son ciertamente responsables por el ímpetu de la creación del Bitcoin, pero no hay dudas que lo que posibilitó su desarrollo fue la era de la computación, la revolución digital.

La gran crisis económica del siglo XXI y la pérdida de la privacidad financiera.

La quiebra del banco Lehman Brothers, en septiembre de 2008, fue uno de los grandes hitos de la actual crisis económica. La mayor quiebra de la historia de Estados Unidos ocurrió hace nueve años y, hasta hoy, seguimos sintiendo las repercusiones. Entre los economistas, mucho se debate, todavía, sobre las reales causas de la crisis financiera. Para nuestro autor, sin embargo, lo correcto sería señalar al socialismo aplicado al ámbito monetario como el verdadero culpable.

Según él, el actual acuerdo monetario de Occidente se basa en dos grandes pilares:

1. En el monopolio de la emisión de moneda con leyes de curso forzado;

2. En un banco central responsable der organizar y controlar el sistema bancario.

Además, el dinero es emitido por gobiernos que no tienen garantías, únicamente la confianza. El llamado patrón oro actualmente no pasa de un hecho histórico con remotas posibilidades de regresar. Antes cuando los gobiernos emitían demasiado dinero, acababan testimoniando la fuga de oro en las fronteras nacionales, siendo obligados a depreciar la paridad cambiaria en relación con el metal precioso.

La realidad es que imprimir dinero fue algo que los gobiernos naturalmente hicieron a lo largo de la historia para financiar sus déficits, para costear sus guerras o para sostener al Estado con un alto costo público que era incapaz de sobrevivir sólo con los impuestos. Pero en los últimos cien años, el mecanismo de impresión de dinero fue, de cierta forma, sofisticado. Sin embargo, hoy en día el proceso inflacionario es más indirecto e involucra no sólo al Banco Central imprimiendo papel moneda, sino también a todo el sistema bancario responsable de generar inflación.

Inflación es el aumento en la cantidad de moneda en una economía y la consecuencia inevitable es la eventual elevación de los precios. Al final, cuanto mayor sea la cantidad de dinero en una economía, menor será el poder adquisitivo de cada unidad monetaria. Así, los productos y servicios se vuelven más caros. Las crisis financieras de inicio del milenio son una ilustración perfecta de la teoría aquí explicada, llamada la “Teoría austríaca de los ciclos económicos”. Para empeorar aún más el escenario, los principales bancos centrales del mundo siguieron la misma receta de intereses bajos para estimular la economía, formando burbujas inmobiliarias.

Cegados por los bajos índices de inflación al consumidor, mientras los precios de los activos inmobiliarios y financieros se disparaban, los directores de bancos centrales creían haber dominado los ciclos económicos. Sin embargo, la dura realidad demostró el tamaño de su error: desde septiembre de 2008 el número de medidas extremas e imprevistas empleadas por las principales autoridades monetarias globales, vienen siendo realmente asombrosas:

• rescate de bancos, aseguradoras y fábricas de montaje;

• nacionalización de las instituciones financieras;

• intercambios de liquidez entre bancos centrales;

• monetización de la deuda soberana;

• reducción de los tipos de interés a cero, entre otras medidas escabrosas.

Mientras tanto, el ciudadano común ve el valor de su dinero desvanecerse, mientras que directores de bancos centrales prueban sus teorías, unas veces para salvar bancos, otras para rescatar gobiernos quebrados, pero siempre con el pretexto de la inalterable estabilidad de precios. Y es precisamente este punto que quedó claro en la actual crisis: el ciudadano común no tiene control sobre el valor de su dinero y está a merced de las arbitrariedades de los gobiernos y de un sistema bancario cómplice.

Mientras las autoridades monetarias buscan esquivar el juicio público, exigen, cada vez más, informaciones de la sociedad invadiendo, de esta forma la privacidad financiera de los ciudadanos. Bajo la alegación de impedir la financiación de actividades terroristas y el lavado de dinero, quien sufre las consecuencias de la supervisión y espionaje son los ciudadanos de bien, que encuentran muchas dificultades para proteger sus activos y trasladarlos a cualquier jurisdicción fuera del alcance de los gobiernos. Este es el paradigma del actual milenio: creciente pérdida de privacidad financiera, autoridades monetarias centralizadas y opresivas que abusan del dinero, exentas de cualquier responsabilidad y bancos cómplices y coadyuvantes en el desvío monetario.


¿Qué fue lo que hizo posible la creación del Bitcoin?

Los motivos fundamentales para la creación del Bitcoin son evidentes: un sistema financiero inestable, con un alto nivel de intervención estatal y una creciente pérdida de privacidad financiera. Pero este estado de cosas no es novedad. La intervención de los gobiernos en el ámbito monetario es milenaria, así como la connivencia del sistema bancario. La diferencia entre el sistema financiero mundial actual y el de cien años atrás es, meramente, de grado. En su esencia, la intervención estatal prevalece tanto hoy como a principios del siglo XX.

¿Por qué, entonces, el Bitcoin no surgió antes?, ¿por qué fue necesario que el sistema financiero mundial tuviera que ser tan vulnerable, al punto de casi colapsar en 2008? Simplemente porque antes una tecnología como el internet no estaba disponible y madura como lo está hoy. La red mundial de computadoras fue lo que permitió la creación del Bitcoin. La era de la información revolucionó diversos aspectos de la cooperación social, y no podría ser diferente con una de las instituciones más importantes para la convivencia en sociedad, el dinero.

Aparentemente surgido de la nada, el Bitcoin es, en realidad, resultado de más de dos décadas de intensa investigación y desarrollo de investigadores anónimos. Diferentemente de las redes comunes, en las que hay un servidor central al que las computadoras se conectan, una red punto a punto no tiene un servidor centralizado. Por eso, es considerada descentralizada, o sea, la fuerza computacional es distribuida. En el caso del Bitcoin, la red desempeña una función crucial: garantizar la distribución del blockchain a todos los usuarios, asegurando que todos los puntos de la red tengan una copia actual y confiable del historial de transacciones de Bitcoin en todo momento.

La criptografía, a su vez, desempeña dos funciones esenciales: la de imposibilitar que un usuario gaste los Bitcoins de otro usuario y la de impedir que el blockchain sea violado o corrompido. Además, la criptografía también se puede utilizar para proteger una cuenta, de forma que sólo pueda ser usada con una contraseña definida por su propietario.


¿Qué es lo que la teoría económica opina sobre el Bitcoin?

¿La moneda digital puede considerarse dinero?, ¿la innovación no sería, en realidad, un mero sistema de pagos o de transferencia de fondos?, ¿un Bitcoin, algo que no existe en el mundo físico, puede ser considerado un bien? Aunque el fin último del proyecto Bitcoin es convertirlo en un medio de intercambio totalmente electrónico, en este momento, al principio de su vida los Bitcoins son adquiridos para el propio consumo directo y no para ser empleados como un medio de cambio.

Este es precisamente el punto de partida para que cualquier bien se convierta en un medio de intercambio y, eventualmente, en dinero, el medio de intercambio universalmente aceptado. En otras palabras, un Bitcoin se puede utilizar para designar y certificar la propiedad de un bien. En este primer momento, los propios Bitcoins son el bien en cuestión. A medida que la red se desarrolle, es posible que otras utilidades y aplicaciones sean descubiertas o creadas.

Pero ¿cuál es el valor de un Bitcoin? Sólo cada individuo puede determinarlo. Lo que un economista puede inferir es que los Bitcoins son valorados por los individuos que los adquieren y los utilizan, independientemente de cuál sea el uso pretendido. El camino recorrido por Bitcoin, que pasó de una mercancía virtual a un medio de cambio, hace que estemos potencialmente testimoniando en "tiempo real" el nacimiento de una moneda. Lo que es más extraordinario porque cuenta con un vasto registro documental disponible para que cualquier economista investigue.


Escasez intangible y auténtica.

Solemos llamar bien económico a todo aquello que es empleado como medio en el ámbito de la acción humana. Los bienes económicos están sujetos, por lo tanto, a la realidad de la escasez; esto implica que un mismo bien no puede ser utilizado como medio por más de un individuo en el mismo momento. En el mundo material, de los bienes físicos, esa relación es fácilmente observada. Tangible o no, un bien puede ser empleado como medio cuando es capaz de ofrecer servicios útiles para la consecución de un fin.

De la misma forma, un Bitcoin, puede existir solamente en una cuenta, en un momento dado, debido al protocolo del sistema que registra todas las transacciones en el blockchain único que es compartido universalmente, lo que impide el ya mencionado gasto doble. La tecnología utilizada por el protocolo de Bitcoin aunada al potencial de la criptografía moderna convierte una unidad de Bitcoin en un bien económico escaso. Sólo el dueño puede usar su clave privada para disponer de sus Bitcoins, permitiendo transferirlos a quien desee. El Bitcoin trajo, por lo tanto, escasez auténtica al mundo de los bienes digitales no escasos, cumpliendo así uno de los principales requisitos teóricos para ser considerado una moneda.


El dinero ¿medio de cambio o qué?

Según el brillante economista Konrad Graf, la única razón por la que todavía no se llama al Bitcoin dinero está en el hecho de que muchos usuarios todavía ven los Bitcoins a través de la lente de las tasas de cambio con respecto a sus monedas locales. En contrapartida, Frank Shostak, otro gran estudioso, afirma que el Bitcoin no es una nueva forma de dinero que reemplaza formas antiguas, sino que es una nueva manera de emplear el dinero existente en transacciones. Sus investigaciones nos permiten deducir que cualquier "cosa" puede servir como dinero, siempre y cuando sea usada y valorada como tal por los individuos. Un Bitcoin aunque es intangible, es el bien utilizado como medio de cambio, por lo tanto, puede decirse que es el dinero propiamente dicho.


¿Oro, papel moneda o Bitcoin?

En su tesis, el economista Peter Šurda relaciona tres elementos principales que influyen en la elección de una moneda: liquidez, reserva de valor y costos de transacción. En el momento la liquidez es la mayor desventaja del Bitcoin en relación con las demás monedas, por no ser ampliamente utilizado, aunque cada vez más personas y empresas la aceptan. Es en la reducción de los costos de transacción donde podemos ver las enormes ventajas y superioridad del Bitcoin. Para empezar, no hay fronteras políticas para la moneda digital.

Puedes enviar y recibir Bitcoins de cualquier persona, desde cualquier lugar, sin importar donde estés, sin tener que llamar al gerente del banco, sin firmar papeles, ni tener que ir a alguna agencia bancaria o cajero electrónico. Tampoco necesitas preocuparte del tema de si el banco resguarda el 100% de tu dinero o lo usa para especular en aventuras privadas. Es completamente posible que, con el paso del tiempo, el Bitcoin supere tanto monedas fiduciarias, como al oro y plata como medio de cambio para ser finalmente adoptado universalmente. La clave será la liquidez, que depende de la ampliación de la aceptación de la moneda.

En cuanto a la durabilidad, el Bitcoin supera tanto al oro como al papel moneda, salvo en el improbable caso de que el internet deje de existir, los bienes digitales como un Bitcoin no sufrirán alteraciones espaciales ni temporales. Una barra de oro está sujeta al desgaste natural del uso, perdiendo masa a lo largo del tiempo. El papel moneda es bastante frágil, pudiendo ser destruido fácilmente. En lo que se refiere a la divisibilidad, hay un límite físico hasta el cual el oro puede ser fraccionado, lo que no ocurre con el papel moneda, pues cualquier denominación puede ser impresa en cédula. El Bitcoin, sin embargo, es perfectamente divisible, con ocho decimales, con la posibilidad de agregar los que sean necesarios.

El Bitcoin es, entonces, durable y perfectamente divisible, aunque intangible. Además, un Bitcoin es insuperablemente uniforme, porque su homogeneidad es matemática y no física, siendo técnicamente imposible falsificarlo. El oro, por el contrario, depende de verificaciones y comprobaciones en cuanto a su pureza y masa. El papel moneda, aunque es bastante homogéneo, puede ser fácilmente falsificado, dificultando la distinción de unidades monetarias genuinas de las ilegítimas.


Deflación y aumento de poder de compra.

La oferta de Bitcoins crecerá de forma paulatina, preestablecida y conocida por todos los usuarios hasta alcanzar el límite máximo de 21 millones de unidades alrededor del año 2140, pero cerca del 90% de todos los Bitcoins disponibles ya habrán sido extraídos alrededor de 2022. Suponiendo que la demanda siga creciendo a lo largo de los próximos años, esto significaría que un Bitcoin valdrá cada vez más. Y cuanto más se amplíe la aceptación de la moneda, mayor será su poder adquisitivo.

En vista de esta constatación, los neófitos en el asunto alegan que será casi imposible usar una unidad de Bitcoin en compras del día a día, pues ella valdrá mucho en el futuro. Lo que se les escapa es el hecho de que los Bitcoins son perfectamente divisibles. Esto permite a los usuarios realizar transacciones con fracciones de Bitcoin. El sistema ya está preparado para que todo el que lo requiera use esa característica.


El precio del Bitcoin, oferta y demanda.

El 5 de octubre de 2009, nueve meses después de que la red Bitcoin iniciara operaciones, fue publicado el primer registro de precios de venta de un Bitcoin. Un total de 13 Bitcoins por centavo de dólar, o específicamente 1.309,03 Bitcoins por un dólar. Estamos aún en la etapa de infancia del experimento. Su cotización en relación con otras monedas o su precio, es algo que está siendo descubierto por el mercado y, por lo tanto, no podemos predecir su evolución.

Y aunque, por el lado de la demanda, no sepamos cómo evolucionará, al menos del lado de la oferta no seremos sorprendidos por súbitos aumentos de la cantidad de Bitcoins en circulación. En cierto modo, el precio de una unidad es irrelevante. La cuestión clave es que la moneda digital tiene verdaderas ventajas comparativas, ofreciendo excelentes servicios de pago y reduciendo de forma significativa los costos de transacción. Como dice Tony Gallipi, socio del sitio de pagos BitPay, "Bitcoin es simplemente la manera más fácil hasta hoy inventada de enviar dinero desde A hacia B".



La política monetaria del Bitcoin.

La política monetaria tiene por objetivo manipular la oferta de moneda en una economía. En el pasado, se dio de forma directa, con objetivos específicos para el crecimiento de algún agregado monetario. Actualmente, la manipulación de la oferta monetaria ocurre indirectamente, por la influencia directa sobre la tasa de interés. La política monetaria del Bitcoin, por su parte, se estableció desde su creación y se basa en reglas cuya independencia está garantizada por la naturaleza distribuida de la red subyacente. Esta política monetaria no discrecional puede ser descrita como "meta de oferta monetaria asintótica" o MOMA. La unidad monetaria se llama Bitcoin, y su emisión se produce por medio de subcontratados llamados de mineros, quienes desempeñan los cálculos de Prueba de Esfuerzo o PoE, que garantizan la independencia de la política monetaria y procesan los pagos.

El lucro derivado de la emisión subsidia el sistema de pago en lugar de beneficiar exclusivamente al emisor o al vendedor / receptor de valores negociados en operaciones de mercado abierto. Los lucros de la PoE y MOMA trabajan de forma sinérgica causando tres fenómenos monetarios:

• los agentes económicos racionales mantienen un ajuste en Bitcoins, aunque no tengan ningún pasivo denominado en Bitcoins;

• el mercado establece los tipos de cambio y de intereses, sin excepción;

• es altamente improbable la aparición de las reservas fraccionarias.

Los agentes económicos deciden libremente mantener saldos en Bitcoin debido a todas las ventajas de la moneda digital frente a otras formas de dinero y a la expectativa de que esas ventajas conduzcan a otros agentes a adoptar Bitcoins en el futuro, posiblemente valorizando su tasa de cambio.


La libertad monetaria y el Bitcoin.

Desde siempre le fue vedado a los individuos la libre elección de su moneda. Estamos obligados a usar un dinero estatal, constantemente depreciado. No obstante, una moneda honesta y sana es un pre requisito para una sociedad próspera y libre. Alcanzar ese ideal por la vía política es muy difícil. El sentido común suele atribuir al dinero la causa de todos los males. Sin embargo, la constante multiplicación del capital acumulado significa que la economía crece y prospera y que, así, la sociedad crea riqueza siendo capaz de mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos.

En definitiva, el dinero es una de las instituciones esenciales de la civilización, haciendo posible la cooperación social a gran escala. De modo que toda agresión contra la moneda generará consecuencias gravísimas en el funcionamiento de la economía. El orden monetario vigente es una criatura sin forma, hija de las urgencias fiscales de gobiernos, así como de la suspensión de la convertibilidad de las monedas nacionales en oro para financiar la Primera Guerra Mundial, encerrando así un largo ciclo de estabilidad monetaria.

Lo que tenemos hoy es un sistema elástico, cuya emisión de moneda es mera función de la voluntad política basada en teorías económicas defectuosas. Una moneda honesta es, por lo tanto, el ideal al que todo defensor de la libertad debería aspirar. La raíz de todos los males no es el dinero; en realidad es la inflación, cuya semilla germina en el control estatal de la moneda. El concepto de libertad monetaria significa libertad de elección y de producción de moneda en un entorno de libre competencia.

El principio de una moneda sana sirvió de guía para las doctrinas y políticas monetarias del siglo XIX, pero sólo en el siglo pasado fue extendido, englobando los preceptos no sólo de una moneda sólida, sino también, y, sobre todo, de una moneda libre del control estatal. Sin embargo, alcanzar ese objetivo por la vía política es altamente improbable. ¿Y por qué es altamente improbable? Primero, porque una reforma monetaria y bancaria liberal afronta a quien más se beneficia del status quo: el gobierno y los bancos.

Un gobierno legislará contra su propio interés solamente en el instante en que la causa sea pauta política capaz de decidir elecciones. Precisamente en este punto yace una de las fuerzas del Bitcoin. En vez de implorar por el respaldo legal, él lo rodea. En lugar de pedir permiso para operar, simplemente existe. Bitcoin no es una criatura del estado, es una invención del mercado que es independiente del consentimiento del poder público.

Obviamente, las decisiones políticas pueden influir en la conducta de los individuos y las empresas, pero por sí solas no pueden inhibir el libre funcionamiento de la moneda digital. Anular el poder de prohibir de los gobiernos es algo inédito en la historia de la humanidad.

Bajo esta perspectiva, Bitcoin es una forma de impedir la tiranía monetaria. Esta es su verdadera razón de ser. Emergió como una respuesta natural al colapso del actual orden monetario, a la constante reducción de la privacidad financiera y una arquitectura bancaria cada vez más perjudicial para el ciudadano común.

Los gobiernos no pueden apropiarse de la red Bitcoin. Tampoco pueden corromper o desvalorizar los bits, ni prohibirnos enviar Bitcoins a un comerciante en la Ciudad de México o en el Tíbet. Imagine un mundo sin inflación, sin bancos centrales desvalorizando su dinero para financiar la fiesta fiscal de los gobernantes. Sin confiscación de ahorro. Sin manipulación de la tasa de interés. Sin control de capitales. La verdad es que Bitcoin, o lo que lo sustituya en el futuro, impone una verdadera competencia contra el cartel de los banqueros y la moneda de los gobiernos. Por eso, no es sabio esperar ninguna buena voluntad de ese dúo simbiótico en relación con el Bitcoin.

La propia historia de la humanidad es un atestado de una triste verdad: ningún sistema político ha sido capaz de contener los abusos de los gobiernos en el ámbito monetario. Bitcoin nace, así, como una alternativa necesaria, porque cuando las Constituciones y la separación de los poderes son incapaces de asegurar una moneda inviolable, la tecnología se encarga de hacerlo. La separación del estado y la moneda será una cuestión tecnológica, no política.

Aunque puede parecer que hay una dicotomía entre el Bitcoin y las monedas fiduciarias, en realidad, hay que ver al Bitcoin no como excluyente, sino como complemento de las formas de dinero hasta hoy existentes. Es verdad que no podemos saber si el Bitcoin perdurará. No sabemos si sobrevivirá otro año, o una década. Pero es bastante razonable suponer que una moneda digital, una moneda con criptografía, vino para quedarse.

"El precio del Bitcoin puede incluso colapsar, y los usuarios pueden repentinamente migrar para a otra moneda", escribió la revista británica The Economist en un artículo sobre Bitcoin, pero hay una gran probabilidad de que alguna forma de dinero digital deje una marca duradera en el medioambiente financiero. No esperamos, como señal de éxito, que la moneda digital suplante un día a las monedas estatales. Basta con que el Bitcoin sirva al menos como una forma confiable de impedir el abuso irrestricto de los gobiernos en relación con nuestro dinero, él ya tendrá su nombre grabado en la historia de la libertad.



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