Cambia el “pero” por el “puedo”. No importa de dónde vienes, porque si trabajas en hacerlo mejor, todo será ir para adelante y pronto alcanzarás a los que se queden parados, independientemente de dónde hayan arrancado.
La autoestima
La idea que tienes de ti se llama autoestima. Lo que piensas de ti afecta todos los aspectos de tu vida, y prácticamente es la base de lo que logras y no logras.
Lo más importante es creer en ti, independientemente de cualquier situación. Y si de alguna manera sientes que tu autoestima de vez en cuando o siempre vuela bajo, no te asustes, es bastante común y no estás solo.
Tu valor, tus metas y tu paz interior dependen absolutamente de lo que piensas de ti. La autoestima es la confianza y el respeto que nos tenemos. Es el juicio que creas sobre ti para salir adelante y resolver problemas. Siempre habrá una persona que dude de ti, solo asegúrate de que esa persona no seas tú.
Según el doctor experto en el tema Nathaniel Branden, tener una autoestima baja es sentirse inútil para la vida, equivocado. No se refiere a sentirse equivocado respecto de tal o cual asunto, sino como persona.
De acuerdo con el psicólogo Gastón de Mézerville, es importante estar conscientes de nuestras cualidades y defectos, saber que somos capaces de hacer cosas buenas, pero también de cometer errores. Lo más importante es sacarle jugo a nuestra personalidad y no querer la perfección: es mejor ir en búsqueda del autoconocimiento.
Tim Robbins, escritor y conferencista de desarrollo personal, sostiene que dentro de cada ser humano hay un gran potencial esperando liberarse, solo hay que desbloquearlo.
Todos estamos hechos para mejorar, lo único que hay que hacer es querer hacerlo; de esta manera, nos convertiremos en lo que anhelamos ser.
Es importante que sepas que todos podemos elevar nuestra autoestima y decidir en qué momento empezamos a confiar en nosotros. Nunca es tarde.
Cómo elevar tu autoestima
El juicio que tienes de ti es el que más pesa, y la forma en que te sientes respecto de tu persona determina cómo te va a ir en todos los ámbitos de tu vida. La autoestima que tienes es la clave del éxito o del fracaso de tu vida, de modo que la forma en que otras personas te tratan es un espejo de cómo te tratas tú.
La autoestima es como un sube y baja. Tanto los fracasos como las experiencias negativas y el miedo pueden bajar la autoestima, mientras que los éxitos, las buenas relaciones y el amor pueden aumentarla. Esto afirman Rodolfo Acosta Padrón y José Alonso Hernández, expertos en autoestima.
Para que te gradúes con diez en autoestima, puedes seguir los consejos de la especialista Marina Magaña Hernández, coordinadora de la Unidad de Salud para Jóvenes en el Hospital Provincial de Zaragoza, España:
• Siéntete bien y seguro contigo mismo.
• Identifica tus capacidades y festeja los resultados positivos que obtengas.
• Intenta establecer una relación amigable con los demás, sé empático, muestra disposición y ayuda a los otros.
• Intégrate a grupos sociales.
• Si es posible, emite críticas constructivas para ti y para los demás; si no te es posible, ¡mejor abstente!
Muchas veces, la autoestima baja surge a causa del rechazo: dejamos de confiar en nuestra esencia, guardamos nuestro verdadero yo en un cajón, disfrazamos nuestras emociones y usamos muchas máscaras para ser queridos.
Los que estamos un poco golpeados por parte de nuestros papás podemos poco a poco entender nuestras inseguridades, trabajar nuestra autoestima y aprender a confiar en nosotros mismos. Pero ten en cuenta que no eres responsable de lo que viviste, sino de lo que vas a hacer de ahora en adelante. El futuro depende de ti y solo de ti.
Si vives pendiente de lo que dicen los demás de ti, pierdes tu forma de ser, tu esencia, tu particularidad, prácticamente pierdes tu autenticidad, lo que te hace diferente a los demás. Una persona que está demasiado pendiente de la opinión de los demás pierde tiempo y enfoque para llegar a su objetivo de autoconocimiento.
Cuando tienes la autoestima muy baja, no enfrentas ni encaras nada, no aceptas ninguna responsabilidad y sientes misericordia de ti mismo. ¡Córrete de ese lugar ya!
La aceptación
Cuando cambiamos nuestra forma de pensar, también modificamos nuestra manera de actuar, lo cual nos da nuevos resultados. Si tus resultados siempre son negativos, ¡cambia a algo diferente!
Todas las personas son distintas y cada una tiene diferentes características físicas, así como personalidades. Todos tienen diversas virtudes, cualidades o defectos, por lo que no hay ningún modelo perfecto y único de ser humano.
Es muy importante que sepamos que nadie es más ni menos que otro. La gente con baja autoestima constantemente habla mal de los demás, ya que se siente tan insegura que, en lugar de trabajar por mejorar, hace todo lo posible por bajar a los demás a su mismo terreno.
Muchas de las cosas que sientes que faltan en tu vida, o que no has logrado o que no te han funcionado, dependen de cómo está tu autoestima. Equilibrar tu autoestima es establecer las bases para mejorar en cualquier aspecto que te propongas.
La aceptación personal es lo más importante para mejorar tu autoestima. Cuando aceptamos lo que sentimos y lo que somos de verdad, hacemos una radiografía de nosotros mismos, y así podemos estar completamente conscientes de lo que tenemos que hacer y decidir para mejorar.
Tres pasos para aceptarte:
1. Sé consciente: Cuando te enojas, cuando contestas mal a alguien, cuando te duele un fracaso, acéptalo, no lo evadas, no lo bloquees ni lo justifiques. Simplemente es así. Te hará crecer.
2. Admite: Aprende a reconocer que las cosas no suceden como quieres. Acéptalas como son, porque de cualquier manera no se pueden controlar.
3. Quédate en el presente: No dramatices ni exageres las cosas, no te claves en el “pobrecita o pobrecito de mí”. Eso sólo te pierde y te hunde más. Mejor, piensa en cuidarte y no lastimarte.
Sólo tú puedes saber tu potencial. Llega a cualquier lugar orgulloso de la persona que eres; pregunta algo cuando no sepas de lo que están hablando; acepta un error cuando te equivoques sin poner pretextos ni excusas; recibe un cumplido cuando te lo merezcas.
Sin desacreditarte, aprende de tus derrotas y celebra tus triunfos. No te compares con nadie, porque nadie tiene la misma historia que tú. Finalmente, nunca olvides que tu valor no está en los logros o en los fracasos: tu valor está dentro de ti, en tu esencia.
La mejor fórmula para ser feliz
Problemas, malestares y duelos siempre habrá, el asunto de la vida es entender que no podemos vivir en ninguno de los extremos. Ni toda la vida será excitante ni toda la vida será malestar. El gran secreto de vivir feliz es aprender a transitar en el medio, buscar nuestra línea de bienestar, exactamente en el centro.
Debemos aprender que habrá malestares y emociones, que el verdadero secreto es combinarlos y comprender que esa es la vida. Es decir, incorporar los malestares al día a día y no darles tanta importancia. Y cuando se vive un gran momento, saber que es uno de los extremos, disfrutarlo y gozarlo; estar conscientes de que ese no es el parámetro de todos los días.
La doctora Chayo sostiene que una persona feliz es la que aprende a estar bien, a vivir en esa parte intermedia, la que disfruta de los grandes momentos pero, sobre todo, la que lleva los malestares sin tristeza, buscando la alegría.
Actitud positiva
¿Sabías que está comprobado que en cualquier problema, solo el 10 por ciento constituye el problema en sí, mientras que el 90 por ciento restante corresponde a la actitud que tomes frente él? Por otra parte, está comprobado que el 95 por ciento de las cosas de las que te preocupas jamás sucederán.
No puedes regresar al pasado para volver a empezar, pero sí puedes empezar ahora y cambiar el futuro. Debes mantener una actitud positiva ante la vida. Cuando crees verdaderamente en algo, tu mente encuentra la manera de lograrlo. Tus logros no te definen, te define lo que superas.
¡No temas! Lo peor del miedo es que te derrota sin luchar y sin intentarlo siquiera, haciéndose cada vez más grande. No obstante, cuando lo enfrentas, te das cuenta de que el problema era más pequeño de lo que creías, y esto forja tu seguridad.
Todas las personas exitosas que hoy admiramos empezaron con un objetivo firme, creyendo primero en ellas mismas. Las crisis son las mejores oportunidades para crecer, porque la vida te las pone para que hagas lo que jamás te hubieras atrevido a hacer solo. A veces, eso es lo que necesitas para conseguir algo mejor.
Según un estudio del American Journal of Epidemiology realizado a 70 mil personas durante ocho años continuos, aquellas que tuvieron una actitud positiva ante la vida fueron mucho menos susceptibles de padecer enfermedades mortales, enfermedades pulmonares, cardiovasculares, cáncer y derrames cerebrales. ¡Impresionante!
Hay un efecto biológico que genera este optimismo y se vincula con la reducción de la inflamación, los niveles saludables de las grasas en sangre y una mayor cantidad de antioxidantes, o sea, ¡hasta te arrugas menos!
Si la actitud positiva no es tu fuerte, lo puede ser. Solo depende de que tengas las herramientas y que decidas practicar para lograrlo.
Cuando te quejas y te la pasas criticándote a ti y a todo el que se te cruza, solo logras alejarte de la calma, estresarte y perder el optimismo. Quéjate lo menos posible. Sonríe lo más que puedas. Está comprobado que la sonrisa estimula cambios bioquímicos y reacciones cerebrales que producen efectos positivos en tu mente y en tu cerebro.
Cree en ti
No dejes que tu inseguridad apague tus posibilidades reales. Busca las cualidades que tienes sin dudar de que las tienes, y ve con todo, porque los logros son de las personas que creen en ellas, independientemente de dónde vengan.
No te rindas, no desistas. La diferencia entre alguien que logra los objetivos que se propone y quien jamás lo hace radica en cómo enfrentan los problemas. No triunfa quien no tuvo momentos difíciles, triunfa el que pasó por ellos, luchó y no se rindió.
Cuando has perdido todo, cuando crees que no hay forma de llegar más abajo, cuando no tienes nada que perder, tu ser se permite experimentar y buscar salidas que jamás hubiera intentado antes; es ahí donde se dan los grandes cambios.
Nunca te sientas menos con lo que haces ni en la posición en la que estés, ningún trabajo o actividad define quién eres ni hasta dónde puedes llegar. A veces dudamos de nosotros, ¡pero salte de ahí!
Conoce tus fortalezas y aprovéchalas; haz tu propia reingeniería, busca ser diferente de los demás; sigue tu intuición más allá de tu razón. Trabaja con pasión, sueña siempre muy alto y, lo más importante de todo, busca la manera de lograr tus objetivos en vez de las excusas para no lograrlos.
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