Durante la pandemia, todos hemos tenido que aprender a ser más humanos, más eficientes, más prácticos, más estratégicos y menos dependientes de las cosas que regían nuestras vidas. Pero, sobre todo, hemos aprendido que aquello que más valor tiene, no tiene precio, como el tiempo, la esperanza, la familia y, por supuesto, la vida.
La “normalidad” a la que estábamos acostumbrados desapareció. El autor invita a pensar nuevos retos que requieren nuevas estrategias, sobre todo porque este no es ni será el único evento que nos impulse hacia la reinvención total o parcial de nuestros proyectos o modelos de negocio. Es en las crisis donde nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera una crisis se supera a sí mismo. Y de eso se trata la vida y emprender un negocio, de buscar soluciones a los problemas que se presentan, porque todos los días se presentarán dificultades que habrá que superar. No existe un “buen momento” pero tampoco un “mal momento” para emprender, todo dependerá de la idea, las ganas de ponerle el corazón al proyecto, del olfato para detectar oportunidades, de los valores, la capacidad de negociación y del instinto de emprendedor o de empresario que hay que comenzar a reconocer dentro de cada uno.
Como último consejo, el autor recomienda buscar un mentor. Una de las estrategias más efectivas para avanzar es acompañarse de gente que va más adelante que uno y que ya ha resuelto las dudas que hoy tenemos. Nunca hay que perder la humildad para pedir ayuda. Contar con un modelo a seguir (role model) puede llegar a tener un gran impacto en el aprendizaje, en la vida personal y en las decisiones que tomes en el futuro. Además de enseñar, genera mucha inspiración. Lo más importante es disfrutar el juego de los negocios, lanzarse a la cancha con pasión y sobre todo aprender de lo bueno y de lo malo. Para ello, debemos entrenar todos los días, prepararnos en estas dos habilidades tan importantes: saber negociar y aprender a tomar buenas decisiones.
SOBRE EL LIBRO " EL NEGOCIADOR"
POR ARTURO ELIAS AYUB
Un emprendedor, ¿nace o se hace? El autor sostiene que la respuesta a esta pregunta es una conjunción de ambas premisas, pues las ha conocido a las dos. Es de vital importancia entender que lo primero y principal es que la motivación vaya más allá de lo económico y que la pasión sea lo que realmente mueva al negociador. Uno de los primeros signos para reconocer si tienes sangre de emprendedor es si cuando identificas una necesidad o un problema que puedes resolver, sientes de inmediato esa adrenalina fluyendo dentro de ti.Para mantenerse activo y motivado, es importante que el emprendedor cree hábitos simples que lo ayuden a tener un estilo de vida saludable.
La mejor inversión es en uno mismo. Darse tiempo con la familia es un enorme soporte y motivación para nuestra vida profesional, social y empresarial.Por otro lado, para poder ser un mejor líder de equipo, se recomienda que el emprendedor conozca todas las posiciones de la empresa, desde la más elemental hasta la más compleja. Que sepa desempeñar todas las funciones, para después poder sugerir mejoras. Una habilidad fundamental que debe desarrollar quien pretenda introducirse en el mundo de los negocios es atreverse a tomar riesgos intentando cosas nuevas y creativas. Por muy locas o ridículas que parezcan las ideas, debe animarse a probar alternativas que no estén preestablecidas y que rompan viejos esquemas, generando panoramas nuevos.El mejor negocio no se hace a la hora de vender, sino al momento de comprar. En muchas ocasiones, el éxito viene acompañado de “suerte”. Pero, en realidad, hay que estar muy preparado para saber cuándo llega la oportunidad. Cuando eres buen comprador, no necesitas ser buen vendedor.Hay una visión general de que vender la empresa que tanto costó edificar es un fracaso, pero el autor sostiene que no hay que enamorarse de los proyectos, sino buscar siempre nuevas aventuras y soltar cuando aparece una gran oportunidad para hacerlo.Para lograr que el negocio prospere, es clave tener claro el propósito, definir qué se quiere para él y para el emprendedor. Uno puede querer tener la empresa más grande del mundo o un pequeño negocio, y ambas posibilidades están bien. Solo hay que definir qué es lo que se espera.
Cómo encontrar los resultados en el negocio
Para mantener el negocio en pie, no hay que perder de vista la regla más básica: los ingresos deben ser superiores a los gastos. Hay que buscar siempre la rentabilidad. Si esto no se consigue, entonces no existirá un negocio, sino solo un hobby que puede ser caro. Siempre hay que saber cuáles son los números de nuestro emprendimiento.Conocer nuestro negocio, estudiarlo, hará que este prospere.
El emprendedor debe ser quien más sepa acerca de la industria y la competencia, y reconocer sus fortalezas y debilidades para poder entender contra qué y contra quiénes se está enfrentando.La estrategia más efectiva para dirigir un equipo, entusiasmar, motivar y sacar lo mejor de cada uno, es saber desempeñar por uno mismo cada uno de los roles del emprendimiento, para, de ese modo, evaluar si el trabajo está bien hecho.Correr a alguien del equipo de trabajo que no está alineado con los objetivos de la empresa puede parecer muy duro, pero es necesario para que el negocio siga siendo rentable. Es una decisión dura, pero indispensable.A la hora de pensar nuestras acciones, es importante innovar y no casarnos con decisiones que en el pasado nos han funcionado, ya que las cosas cambian constantemente. Las fórmulas del éxito del pasado no garantizan el éxito del futuro.La parte humana es importantísima, no solo cuando damos nuestra palabra al cliente, sino también buscando la forma de hacerlo sentir especial y único. Hay que enamorarlos, generar una fidelidad absoluta, no basta con lograr su satisfacción.El autor recomienda no escatimar en acciones que ayuden a mejorar la rentabilidad, por pequeñas e inofensivas que parezcan.Uno de los pilares más importantes del éxito es la administración y el control de costos. Como emprendedor, hay que implementar políticas y estrategias para controlar y reducirlos los costos sin que esto afecte la calidad del producto o servicio.El autor sostiene que eres un buen líder cuando entiendes que a veces las personas que trabajan para ti saben más y tienen más experiencia en su área. Hay que ser humildes para escucharlos, buscar alternativas que parezcan imposibles, dejar atrás las viejas creencias y así tomar las mejores decisiones.La ejecución, el enfoque, la estrategia y el trabajo en equipo son los responsables de que se consigan los resultados que se esperan, además de la pasión y la actitud con la que se enfrentan las adversidades. Eso es lo que construye el puente entre el negocio y el éxito.
Siempre estamos negociando
Es de vital importancia ser fiel a la palabra, siempre. La fidelidad es una mina de oro, vale tanto como la empresa. Mantener su reputación será la mayor cualidad del emprendedor y siempre le abrirá puertas. A la hora de la negociación, hay que saber escuchar con atención para entender lo que es importante para la contraparte y así proponer soluciones óptimas. Si ambas partes no resultan ganadoras, entonces no fue una buena negociación. Un escenario “ganar-ganar” siempre abre la oportunidad para futuros negocios.La información es la clave. Cuanta más información tengamos, negociaremos mejor y tomaremos las mejores decisiones. A veces nos dejamos llevar por la pasión y eso puede conducirnos a una mala negociación. Ser poco inteligentes en el manejo de nuestros impulsos es peligroso, necesitamos desarrollar nuestra inteligencia emocional.No hay que subestimar la importancia de la actitud positiva, ser amable y conquistar a la contraparte es fundamental. El autor aconseja separar a la persona del trato y al negociador del negocio, porque a veces los intereses pueden ser diferentes. Nunca hay que romper los puentes por donde alguno de los dos pueda regresar a negociar.Donde aparece un problema, debemos ser capaces de reconocer las oportunidades. Siempre hay que buscar alternativas diferentes a las que están sobre la mesa, y usar la creatividad para encontrar variables distintas a las que se están negociando pero que pueden ser de bajo costo para el negocio y de gran valor para la contraparte, o viceversa.El lenguaje corporal a veces dice mucho más que las palabras enunciadas. Siempre hay que ir con una estrategia clara de negociación, pero nunca dejar de lado la intuición. Luego, hay que ofrecer cerrar el trato rápido, con certeza y sin complicar el proceso.Lo ideal es que la contraparte haga la primera oferta. Saber negociar y tomar buenas decisiones son dos habilidades clave para obtener prácticamente todo lo que quieres en la vida.Siempre debemos escuchar a los clientes, porque ellos dirán lo que necesitan de nuestro negocio. Si aprendemos a observar, nos daremos cuenta de cuántos otros problemas podríamos resolverles, y de esta forma podremos hacer crecer la empresa, dándoles más valor.
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