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Foto del escritorDiego Martínez

ENCUENTRA TU PERSONA VITAMINA


La felicidad

Está determinada por nuestra capacidad para unirnos o desunirnos de los demás. Como seres humanos, estamos diseñados para convivir, vincularnos, tratarnos y querernos. Somos seres sociales y, por tanto, necesitamos relacionarnos.

Las relaciones tienen fallos, y si no las sabemos gestionar bien, se convierten en motivo de sufrimiento. Gran parte de la calidad de nuestra vida depende de cómo nos relacionamos, y de cómo somos capaces de querer y de recibir el afecto de otros.

Cuando uno se comprende y se acepta, es capaz de superar las heridas o los traumas para sacar su mejor versión.


La oxitocina

La oxitocina es la sustancia que se activa en el organismo cuando recibimos una muestra de confianza. Cuando aumenta, tendemos a ser más generosos y atentos.

Es una hormona muy importante para la mujer en su vida reproductiva y tiene un papel esencial en el embarazo, el parto, la lactancia y las relaciones sexuales. Se libera por la glándula pituitaria, tras la activación del hipotálamo.

Todos los momentos en los que se segrega oxitocina están ligados al desarrollo de los lazos humanos.

Por otro lado, el cortisol es la hormona del estrés, y se segrega fundamentalmente en momentos de alerta o amenaza. Cuando nos intoxicamos de cortisol, el organismo permanece alterado, y la mente y el cuerpo se ven afectados. Cuando aumenta el nivel de oxitocina, disminuye el cortisol.

Uno de los aspectos más interesantes de la oxitocina es que su papel no está exclusivamente ceñido al ciclo reproductivo, sino que está presente en aspectos como la empatía, la confianza o las conductas altruistas.




Si conseguimos cuidar la alimentación, si aprendemos a respirar y a gestionar el ritmo cardiaco, seremos capaces de controlar mejor nuestras emociones, pensamientos e intuiciones. Esto dará lugar a que el efecto de la oxitocina se perciba en el cuerpo.

Además, contamos con dos poderosas herramientas, la voluntad y la inteligencia, para gestionar los impulsos y las tendencias. Gracias a ello, a pesar de que nos sintamos atraídos por algo intensamente, podemos reconducir la sensación si no nos conviene en ese momento.

El ser humano va adaptándose, entremezclando sus vivencias con la bioquímica propia del organismo, la mente y el alma, convirtiéndose en quien es hoy. La voluntad es la joya de la corona de la conducta. Una persona con voluntad llega más lejos que una persona inteligente.

La liberación de oxitocina activa la secreción de serotonina, y esto ayuda a sentirnos en calma y menos angustiados. La dopamina también se estimula en esos momentos y nos “engancha” para querer volver a repetir una actividad, ya que nos genera placer y nos ayuda a sentirnos bien con otra persona.

Mantener la juventud, la inocencia sana, la risa contagiosa, la capacidad de asombro y las ganas de aprender también estimula la secreción de oxitocina en nuestro entorno.

La confianza y la amabilidad abren oportunidades. Si empleas la oxitocina en tu trabajo, los resultados serán más satisfactorios.


El apego

Comprender cuáles son nuestros orígenes y cómo está formado nuestro mundo emocional nos ayuda a entendernos para tomar las decisiones de forma adecuada o gestionar los temas de la mejor manera. Haberlo trabajado e interiorizado lleva a la sanación y a cambiar los patrones de comportamiento.

La capacidad de respuesta del cuidador es vital para la supervivencia del bebé, su desarrollo físico y psicológico. No conectar emocionalmente durante la infancia con las figuras de apego deriva en una baja conexión emocional con el entorno en el futuro.

Existen dos tipos de apego: el seguro (o vitamina) y el inseguro.

Dentro del apego inseguro, encontramos tres tipos.




En primer lugar, el apego ansioso-ambivalente, que tiene una necesidad de aprobación constante, miedo al rechazo y dependencia en las relaciones.

Por otro lado, está el apego evitativo, que posee incapacidad para expresar sentimientos y emociones, lo que dificulta el desarrollo de vínculos afectivos y de empatía; además, el miedo al abandono es grande, lo que conduce a evitar situaciones afectivas con carga emocional.

Los dos pilares del apego son la autonomía y el vínculo. Tiene que existir un buen equilibrio entre ambos. En el apego ansioso-ambivalente predomina más el vínculo. En el evitativo existe más el componente autónomo.

En tercera instancia, encontramos el apego desorganizado. Se caracteriza por grandes cargas de agresividad, problemas de atención, baja autoestima, trastornos psiquiátricos y búsqueda de atención, en ocasiones con comportamientos antisociales.

Las heridas emocionales impactan en quien te has convertido en la edad adulta. Comprender esa evolución en tu caso concreto te pondrá en camino para poder sanar los golpes que recibiste.

Aprender a gestionar las emociones es una de las claves para disfrutar de la vida y sanar el apego inseguro. A través de la resiliencia, podrás iniciar un nuevo camino tras sufrir un trauma. La persona resiliente tiene unos pilares en su personalidad que le ayudarán a que, a pesar de los momentos duros que la vida pueda traer, siga adelante.


Placer y amor

Algunas personas acuden al sexo para sentirse tocadas, acariciadas y abrazadas por alguien. En el plano sexual, disociar el cuerpo del corazón no nos deja inmunes. La realidad es que mucha gente se está perdiendo lo mejor de la vida, el amor, por no saber gestionar sus emociones.

Cuando decidimos cuidar el corazón, cuando apostamos por una relación, cuando elegimos arriesgar, querer a alguien y demostrárselo, y dejarnos querer, nuestra vida cambia por completo. Esa dedicación requiere, no obstante, esfuerzo, tiempo, constancia, voluntad y paciencia.

Decidir querer a alguien requiere sanar nuestras heridas emocionales, porque para estar bien con alguien, primero hace falta estar bien con uno mismo.

En el ser humano se une lo físico, lo psicológico y lo espiritual. Por mucho que intentemos separar lo primero de lo segundo, es complicado, ya que el cuerpo genera un impacto en la mente y la mente influye de manera decisiva en el organismo.

Uno de los grandes errores en el amor es creer que siempre vamos a sentir lo mismo. Al creer que se debe vivir en ese estado de ilusión y euforia de forma constante, uno puede cortar con alguien al no sentirlo.

El amor requiere no solo de pasiones y emociones intensas, sino también de una sensación de estabilidad y de paz. Escoger correctamente a la persona que te acompañe en el viaje de la vida evita que entres en crisis y, en el peor de los casos, facilita la salida de esas crisis.

Luchar para conquistar una pareja es desgastante y acaba generando una gran tristeza y frustración. Es como entrar en un callejón sin salida; uno no sabe cómo gestionarlo porque siente que está metido en un bucle sin solución.

Todos conocemos a alguien que ha querido a otra persona de forma intensa y que no ha sido correspondido o que esa relación no le convenía.

En esta vida nos podemos enamorar de la persona equivocada, o estar cegados en una relación sin darnos cuenta de la toxicidad y daño que nos genera. A veces, la mente no es capaz de analizar de forma fría y sensata. Por esto, cuida tus palabras: tienen un impacto directo en la otra persona, en ti y en la consolidación de la relación.


Personas tóxicas

Una persona no es tóxica, lo que sucede es que el efecto que produce en el otro es una intoxicación de cortisol. Su presencia, e incluso sólo pensar en ella, nos saca de nuestra área de confort, nos altera profundamente, nos entristece, nos pone agresivos, nos irrita y, por encima de todo, activa nuestro sistema de alerta.

Si bien el ser humano es social por naturaleza, las personas no nos generan un impacto neutro. Hay relaciones que nos convienen más que otras.

Existen personas que nos aportan paz y alegría, mientras que otras, por el contrario, nos agotan e irritan. Seleccionar en lo posible las que nos rodean y entablar relaciones sanas con ellas condiciona nuestro bienestar psicológico y emocional.

Hay que entender, también, que en cuanto a las relaciones, muchas devienen tóxicas pero pudieron no serlo en un principio.

Un problema adicional se plantea cuando nos cuesta separarnos de personas que nos resultan tóxicas. Es como si uno tuviera una dependencia hacia aquellas que no siempre son la mejor influencia para nosotros.

Hay que sincerarse: el problema es propio y no ajeno. Algunas personas con hipersensibilidad al rechazo erróneamente identifican otras de su entorno como tóxicas cuando, en verdad, el problema reside en su percepción de la realidad.

Hay personas que perturban a muchos por su complicado modo de ser, pero también existen individuos que te irritan solo a ti por alguna razón especial. Es muy interesante analizarlo para gestionarlo de la forma más precisa posible.

Hay muchos tipos de personas tóxicas: el egoísta, el negativo, el envidioso, el que constantemente se pone en lugar de víctima, el que juzga, el que critica todo el tiempo, el manipulador que lleva las situaciones a donde le conviene, y el dependiente.

Al estar cerca de gente dañina no estamos relajados ni en paz, sino tensionados y en alerta constante, lo que genera agotamiento. La clave es identificarlo y darse cuenta de la toxicidad de la relación para poder enfrentarse a ella.



Personas vitamina

Encontrar personas vitamina tiene un impacto en el cerebro. Si bien hablamos de las personas tóxicas, es importante poder encontrar la vitamina que todos llevamos dentro. Hasta el individuo más complicado tiene algo maravilloso que compartir.

Para identificar a las personas vitamina debes saber que, por ejemplo, cuando nos pasa algo bueno, se alegran incluso más que nosotros mismos. Además, incrementan tu autoestima, te apoyan, te motivan y sacan lo mejor de ti.

Si estás sufriendo, una persona vitamina buscará la manera de aliviar ese momento; buscará entenderte sin juzgarte, y transmitirá ilusión y alegría al verte.

Por otro lado, son personas sumamente agradecidas y lo transmiten; tienen gran sentido del humor, y por ello dejar ir las emociones negativas y potencian las positivas.

El neurocientífico israelí de la Universidad de Northwestern y profesor del Kellogg School of Management, Moran Cerf, ha investigado en profundidad cómo funciona el cerebro de cientos de pacientes desde el punto de vista del sueño, de las emociones, de la toma de decisiones y del comportamiento.

Los resultados mostraron que cuando varias personas pasan tiempo juntas, realizando las mismas actividades, sus ondas cerebrales comienzan a asemejarse y pueden llegar a ser casi iguales.

Es decir, pasar tiempo con personas alinea nuestro cerebro con el suyo. Esto se debe a que las ondas asumen una actividad muy similar, lo que afecta las conexiones neuronales, ¡las famosas neuronas espejo!, y a la neuroplasticidad.

La ventaja es que el único esfuerzo que tenemos que hacer es elegir a esas personas que van a rodear nuestra vida. Sé una persona vitamina, y rodéate siempre de ellas.

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